Railay Beach, el paraíso tropical de Tailandia

Railay Beach, el paraíso tropical de Tailandia

Cuando sueñas con aguas cristalinas, naturaleza salvaje y arena blanca estás pensando sin saberlo en la playa de Railay. Refugio hasta hace poco para sólo mochileros y escaladores, cada vez se va haciendo más conocida y abriendo las opciones que ofrece a todo tipo de viajeros.

Para llegar tienes que ir a la zona de Krabi en Tailandia a la ciudad de Ao Nang. Ao Nang es una zona mucho más tranquila que su cercana Phuket, con gran variedad de restaurantes, tiendas, excursiones, etc. Es decir, bien preparada pero sin turismo masivo. Después, para llegar hasta Railay sólo se puede hacer en barco desde el embarcadero de Ao Nang, está a unos 15 minutos. Si decides hospedarte en esta zona, tienes que contactar en el hotel para poder ver la posibilidad de salir por la noche de la peninsula, si decides hacer una excursión de día tienes que estar pendiente del horario del último barco o te tocará dormir al raso.

Al llegar a la orilla ya sientes que estas ante un lugar especial, su difícil acceso ayuda a que esta zona no esté poblada y tengas prácticamente una playa entera para ti. Aun así hay bastantes sitios donde poder tomar alguna bebida y comer.

Railay se divide en cuatro zonas: Pranang, donde se encuentra la zona de la playa más bonita, Railay Oeste, Railay Este, donde suelen llegar los barcos, y Tonsai, uno de los mejores lugares del mundo para practicar escalada.

Lo que diferencia a esta playa es que tiene opción para quien quiera tranquilidad total y también opciones para quien busque aventuras y experiencias.  Uno de sus mayores atractivos, es el mirador que existe a unos 160 metros sobre el nivel del mar, cuyas vistas parecen una ventana a otro mundo. El problema que tiene es el acceso hasta él, hay que ascender trepando por una pared con dificultad media, una vez consigues llegar a la cima hay una ruta de trekking por naturaleza abrupta de aproximadamente unos 40 minutos hasta el mirador. Una vez allí, puede prolongar el camino para ver la “laguna escondida o laguna esmeralda” que es de muy difícil acceso ya que para llegar hasta ella hay que descender haciendo rapel. Eso sí id con tiempo y cuidado, nosotros no tuvimos en cuenta la meteorología y en plena ruta cayó una auténtica tormenta tropical que no cesó en más de una hora de espera en plena naturaleza salvaje. Nos hizo temer perder el último barco de vuelta y por ello nos arriesgamos a descender escalando entre el barrizal que se había formado y el aguacero que no paraba, ahora lo contamos divertidos, pero el descenso fue bastante peligroso y más sin el calzado adecuado. Aun así, ¡mereció la pena!

Vistas desde el mirador de Railay

Vistas desde el mirador de Railay

En Railay también se puede practicar piragüismo o kayak y además hacer snorkel o buceo, aunque no es de las mejores zonas de Tailandia. Otra de sus atracciones es la cueva del Diamante, una cueva donde las estalactitas y estalagmitas forman un espectáculo de la naturaleza.

Aunque sin duda, lo que más llama la atención es la Cueva de La Princesa que se encuentra al final de la playa, es una ermita repleta de falos, sí falos, de todos los tamaños que os podáis imaginar. Su nombre procede de la leyenda que cuenta que una princesa hindú consiguió sobrevivir a un naufragio y se refugió en esta cueva, donde su espíritu se cree que la protege. Hoy en día se le considera un santuario a la fertilidad, aquellas personas que tienen problemas para quedarse embarazados acuden allí en busca de solución y dejan una escultura de falo para conseguirlo. Parece que tiene éxito, porque... ¡está repleto! Es un lugar muy curioso que merece la pena su visita.

Os recomendamos quedaros hasta el anochecer dándoos un baño y ver como desciende el sol, no necesitareis una cámara para recordar esa imagen, es una postal que se graba en la retina y con sólo cerrar los ojos podrás revivirla.


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