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¿Por qué enamorarse de Buenos Aires?

Lo habrás escuchado miles de veces: todo el que va a Buenos Aires cae rendido a sus encantos.  Sin embargo, no es una ciudad monumental y sus principales puntos turísitcos no son tan evidentes como en otros lugares. Entonces hay que hacerse la pregunta: ¿Qué tiene Buenos Aires que enamora a todo el que pasa por allí?

  • Parece que ya hubiéramos estado allí. Es una ciudad acogedora, la más europea de América, agradable para caminar deteniéndose en sus plazas y parques, entre edificios señoriales, y con mucha vida en las calles.
  • Los cafés. No puedo imaginarme un día en Buenos Aires que no comience entre medias lunas y facturas. En realidad, no puedo imaginarme mejor comienzo de día que ese, en uno de sus cafés, ya sean el Tortoni o alguno de los cafés-librería que tanto nos gustan.
  • Cultura. La oferta de teatro y off-teatro, shows y museos es enorme. Y las librerías...¡ay, las librerías!, Mejor lo dejamos para un próximo post donde hablar de ellas con el detalle que merecen.
  • Gastronomía. Ya sean empanadas, pizzas, choripanes o esos cortes de carne exquisitos pero demasiado hechos para nuestro paladar, todo empieza y termina frente a un plato bien servido. Sin olvidarnos del asado, todo un acontecimiento para los porteños, con su propia liturgia, y al que no puedes faltar si tienes el privilegio de ser invitado.
  • Sus barrios. Tradicionales como San Telmo o Recoleta, modernos como Palermo o Puerto Madero, turísticos como La Boca cada uno único en sus peculiaridades.
  • Los símbolos: Pocas ciudades tienen tan presentes a sus iconos. Imposible no sentir la presencia de Maradona o Evita, unos bailarines de tango o la mismísima Mafalda en San Telmo. El último en incorporarse al grupo, el papa Francisco.

No sé vosotros, pero yo siempre tengo saudade de Buenos Aires. Tendremos que conformarnos comiendo un alfajor, recordando los buenos momentos que hemos pasado allí, y soñando con futuras visitas. ¡Hasta pronto, Buenos Aires!